miércoles, 10 de junio de 2009

Una Vida con propósito: capítulo 6.

Seguimos leyendo una vez al mes un capítulo del famoso libro “Una Vida con Propósito” de Rick Warren en la reunión de mujeres de la iglesia. Esta vez el título era “La vida es una asignación temporal”, es una continuación del anterior donde explicaba que la vida también era una prueba y un encargo.
Algunas frases que captaron mi atención:
“La vida, comparada con la eternidad es extremadamente breve.”
“La tierra es tan sólo una residencia temporal. No vas a estar aquí por mucho tiempo, así que no te apegues demasiado.”
“Nos estamos preparando para algo mejor”.
“Aquí no acaba la historia”.
“Los valores eternos, no los temporales, deben ser los factores determinantes que influyan en tus decisiones.”
“A los ojos de Dios, los grandes héroes de la fe no son los que han logrado prosperidad, éxito y poder en esta vida, sino aquellos que la ven como una asignación temporal y sirven fielmente...”.

Algunas de las mujeres compartieron su experiencia de cuándo fueron conscientes de la realidad de la muerte, yo no lo hice allí pero ahora os quiero compartir la mía.
Tenía unos 15 años cuando en mi iglesia empezamos a orar por una jovencita llamada Eva, de unos 13 años. Su familia había estado desde siempre en nuestra iglesia pero hacía un año estaban en otra de la misma ciudad. Explicaron que un bulto había aparecido en su espalda y todo el proceso médico empezó. Por esa época la palabra “cáncer” no se usaba tanto cómo ahora. Yo conocía bien a Eva, ya que aunque era un poco mayor que ella teníamos familia en común y el hecho de llevar el mismo nombre nos hacías ser “tocayas”. Todas las mañanas antes de ir al Instituto una amiga y yo orábamos por la curación de Eva. El proceso se fue alargando y un día se organizó un viaje hasta Sevilla donde estaba hospitalizada para visitarla y mostrar apoyo a sus padres. Un autobús partió hacia allí. Cuando entré en la habitación estuve muy poco tiempo, recuerdo que la saludé y enseguida salí. Me fui a un rincón y empecé a llorar. Recuerdo que alguien quiso consolarme y me dijo que no llorara... hubiera preferido que llorara conmigo. En esa habitación del hospital tuve mi primer “cara a cara” con la muerte, la vi reflejada en el rostro y en el cuerpo, muy deteriorado, de Eva. Sabía que Dios había contestado ya nuestra oración y no era en la forma que yo quería. El Señor ya le estaba preparando la entrada en su Hogar. Fue uno de los entierros más numerosos en los que he estado. Allí estaban sus compañeros de colegio (y sus profesores), también los del Conservatorio de Música (ya que era pianista muy avanzada para su edad), y todos sus hermanos y hermanas en la fe. Recuerdo que fueron días de mucho pensar en temas sobre la eternidad y de una forma u otra marcaron mi vida y me hicieron abrir mis ojos a la realidad de que “la vida es una asignación temporal”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me pareció muy buena esta: “A los ojos de Dios, los grandes héroes de la fe no son los que han logrado prosperidad, éxito y poder en esta vida, sino aquellos que la ven como una asignación temporal y sirven fielmente...”.

Siempre esos encuentros cercanos con la muerte nos hacen cuestionarnos tantas cosas. Ayer pase buena parte de la noche con unos padres que por un momento pensaron que perderian a su hijita. Todo cambia de prespectiva cuando te das cuenta que somos como sombra que pasa.

Un abrazo Eva.

elim-el oasis de Eva dijo...

A mí también me llamó la atención esa frase, la medida de Dios es nuestra fidelidad.
Espero que esa niñita esté ya bien, la muerte es una separación dolorosa y amarga, más aún cuando viene fuera del tiempo que nos parece "normal". El Señor ayude y consuele a todos los que están pasando por situaciones de este tipo.