martes, 31 de mayo de 2022

“¿Cómo fue tu día?”

 

Como complemento a “Las tres preguntas parauna vida feliz”, otro ejercicio que se puede hacer cada noche es puntuar el día como muestra la foto…

 


Es un ejercicio para meditar y reflexionar. Habrá cosas que podamos hacer al día siguiente para mejorar recordando la frase “si quieres obtener resultados diferentes no hagas las mismas cosas”. También habrá otras que se puedan reforzar o repetir porque han sido muy beneficiosas.

Espero que hayas tenido un buen día… el mío hoy fue “notable”


lunes, 23 de mayo de 2022

«Las tres preguntas para una vida feliz» (Luc Isebaert)

 


Me han parecido muy inspiradoras las tres preguntas que Luc Isebaert, un psiquiatra belga, ideó en 2005 para que nos las hagamos al terminar cada día:

 

-      ¿Qué pequeña cosa he hecho hoy de la que me siento satisfecho?

 

-      ¿Qué pequeña cosa ha hecho hoy alguien conmigo o por mí, de la que estoy satisfecho o agradecido? ¿Y de qué forma mi reacción hace más probable que lo repita?

 

-      ¿Qué otra pequeña cosa he hecho hoy de la que estoy satisfecho?

 

Una variante de esta tercera pregunta, que según creo apareció más tarde es:

- ¿Qué veo alrededor de mí –oigo, siento, huelo, pruebo- con lo que soy feliz o me siento agradecido?

 

Y a modo de ejemplo os compartiré que hoy:

 

1.- He leído la Biblia con una conocida en un parque de mi localidad.

 

2.- Mi hija me ha agradecido la comida que había preparado y le he dicho que me alegraba por habérmelo dicho…

 

3.- Estoy escuchando una música instrumental muy inspiracional mientras estoy escribiendo.

 

Espero que dediques un breve tiempo para contestarlas y que eso te haga bien.



viernes, 13 de mayo de 2022

“Imagina, iglesia” (Cómo hacer y enviar discípulos 24/7) de Neil Hudson.

 


En la contraportada del libro ya encontramos la pregunta que va a ser contestada a lo largo del libro: “¿Cómo puede una iglesia normal y corriente convertirse en una comunidad de personas donde se ayudan unas a otras a vivir en sus casas, trabajos, iglesias y barrios como seguidores de Jesús en su misión de rescatar al mundo?”

 

En este libro se habla sobre una nueva “cultura de la iglesia” donde hacer discípulos sea algo central y natural. La mayoría de las personas no piensa en sus vidas diarias como el lugar donde Dios va a trabajar y donde Dios quiere usarnos. También se anticipa que la actitud que destruye la esperanza de conseguirlo es la resistencia, a veces, obstinada, al cambio. Hemos limitado nuestra comprensión de la iglesia a un lugar, un momento y un programa de actividades, pero “la iglesia no es algo que hacemos: es algo que somos”.

 

Es muy clarificador la explicación de los conceptos de “iglesia reunida” (las cosas que hacemos juntos en un lugar) e “iglesia esparcida” (las cosas que hacemos cuando estamos separados). Es vital que nos aseguremos que el tiempo que estamos reunidos nos prepare o capacite para nuestra vida cotidiana cuando estamos separados.

 

La mayor parte del tiempo el pueblo de Dios está esparcido por el mundo, conectando con compañeros del trabajo (estudios), familia, vecinos y amigos. Pero no sólo la iglesia esparcida es una cuestión de lugar sino de tiempo.

Explicación: hay 168 horas a la semana. Quitando el tiempo que estamos durmiendo en el libro se propone que nos quedan unas 120 horas, de ellas pasamos como iglesia reunida unas 10 horas (según el libro de nuevo, en mi realidad sería unas 3-4 horas). Eso significa que unas 110 horas semanales las pasamos en el trabajo, estudios, familia y tiempo libre. Ese espacio donde pasamos ese tiempo es nuestra “principal arena” para la misión y el discipulado.

 

Se lanza la pregunta: ¿cómo podemos aprovechar mejor el tiempo como iglesia reunida para vivir bien para Cristo el resto del tiempo? Y afirma que vale la pena invertir tiempo y esfuerzo en pensar cómo los domingos pueden hacer que los lunes sean diferentes.

 

Algunas tareas sencillas que se proponen son practicar “el arte de escucharnos unos a otros”. Compartir historias de cosas ordinarias y creer que Dios puede hacer cosas extraordinarias con ellas. Animarnos unos a otros a bendecir a otros en nuestro alrededor. Orar por las autoridades de la ciudad.

 

Es un principio bíblico bastante aceptado que todos los cristianos son “sacerdotes” y por lo tanto capaces y preparados para hacer la obra del ministerio, pero se advierte que “algunos líderes están cómodos cuando tratan con un laicado débil, dependiente y necesitado, pero no están muy contentos cuando se encuentran con un laicado fuerte, maduro y bien informado”. Una triste realidad.

 

El propósito final es que las personas se sientan enviadas a amar a la gente, a servir con todas sus fuerzas y a discernir lo que Dios está haciendo allí.

 

Tengo que decir que me ha parecido muy enriquecedor todo lo que he leído e imagino una iglesia así… y oro que ojalá pueda ser una realidad pronto.