El tercer artículo publicado en la revista Imagina (editada por la Alianza Evangélica Española) lo escribe el pastor y
escritor Félix Ortiz.
Toda su exposición se puede resumir así:
“UNA IGLESIA MISIONAL ES AQUELLA QUE ESTÁ COMPROMETIDA CON EL ESTABLECIMIENTO DEL REINO DE DIOS Y LO HACE POR MEDIO DE LA PROCLAMACIÓN –COMPARTIR LA BUENA NOTICIA- Y LA DEMOSTRACIÓN –LAS OBRAS DE AMOR, MISERICORDIA Y JUSTICIA-. PARA ELLO SIGUE EL MODELO DE JESÚS: PRESENCIA, PROXIMIDAD, PASIÓN Y PROCLAMACIÓN.”
Félix comienza presentando el modelo misional
como un modelo “encarnacional”, en el que Jesús es nuestra referencia ya que él
lo llevó a cabo en medio nuestro al venir a la tierra y hacerse como uno de nosotros.
Establece 4 pasos para poder llevar a cabo
este modelo:
El primer paso es la presencia. Jesús e hizo como uno de nosotros y vivió entre
nosotros. Compartió nuestra realidad.
El segundo paso es la proximidad. Mientras la presencia se relaciona con la dimensión
física, la proximidad tiene que ver con la dimensión emocional, con la empatía,
la identificación con el otro y sus necesidades.
El tercer paso es la pasión. El Maestro no sólo estuvo presente y próximo, se implicó
en ministrarnos en nuestra situación y necesidad. Jesús, nos dice el evangelio
de Marcos, recorría las aldeas enseñando y sanando. La pasión tiene que ver con
tomar acción, con implicarse, con no quedarse al margen e indiferente, con remangarse y ensuciarse las manos en la
realidad de un mundo caído.
El cuarto paso es la proclamación, es decir, compartir la buena noticia de una manera
que sea relevante a la realidad de los oyentes.
No puede haber proclamación en un mundo
postmoderno que no haya estado precedida de presencia, proximidad y pasión. De
hecho, son esos tres pasos anteriores los que nos dan el derecho a poder hablar
a nuestra generación, los que nos otorgan la autoridad moral para llevar la
buena noticia.
La iglesia misional debe ser como un pájaro
que para volar precisa de dos alas, la
proclamación del Reino a través de la buena noticia y la demostración del mismo
por medio de obras de amor, misericordia y justicia. Ambas pueden y deben
ir juntas y no pueden ni deben ser vistas y tratadas como antagónicas. La
iglesia no puede optar por una u otra sino integrar ambas si desea ser
auténtica y genuinamente misional.
Una iglesia misional debe ganar proximidad… Aprender
a pararnos y ver a esas personas con los
ojos del Maestro, notar su dolor, su sufrimiento, su soledad, detectar sus
cargas, retos, tensiones y frustraciones y tener la capacidad de sentir
compasión y misericordia por ellos.
Como todos los artículos éste también termina
con unas preguntas para la reflexión de lo que estamos haciendo o no.
¿Qué evidencias hay en nuestra iglesia local
de la práctica de un evangelio integral, proclamación y demostración?
A nivel de comunidad ¿cómo podemos poner en
práctica los cuatro pasos que describe el artículo, presencia, proximidad,
pasión y proclamación?
A nivel personal ¿Cómo puedo poner en
práctica los cuatro pasos?
Cuando pienso en mi entorno ¿Qué
posibilidades tengo de estar presente?
¿Qué necesidades hay a mi alrededor?
¿Qué puedo hacer para ministrarlas?
¿Cómo puedo edificar una base sólida que me
dé autoridad para proclamar?
Puedes leer el documento completo aquí.
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