Estos últimos días he estado releyendo
muchas de las poesías escritas por Mariano San León (1.898-1.963) que están
recogidas en su libro "Vida de siembra, siembra de
vida".
Esta noche quiero, quizás porque
precisamente es de noche y las noches de cuarentena son difíciles de llevar,
compartir algunos versos de la poesía titulada "No
me gusta la noche"
No me gusta la
noche
si me borra el
camino,
si me sella los
labios
para toda canción.
No me gusta la
noche
si me apaga tu
estrella,
si no trae su brisa
ni el rumor de tu
voz.
Mas yo sé que no
hay noche
que te haga lejano
que oscurezca tus
ojos,
que detenga tu pie.
Eres Rey en las
sombras
como Rey en el día,
en el valle, en las
cumbres,...
...
Si la brisa se apaga,
un susurro nos besa
con cariño en el alma.
Eres tú al decir:
¡No temáis, aquí estoy!
Os conduzco en mis brazos,
y Yo soy el camino,
no temáis y ¡seguid!
(Mariano San León)
Me encanta el final, pensar que aún en la
noche más oscura Dios puede besar con su susurro a nuestra alma y
recordarnos que Él está a nuestro lado, diciéndonos como en los tiempos
bíblicos: "No temáis"... y
¡seguid!
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