martes, 5 de agosto de 2014

"Avívanos, Señor": reflexiones sobre el avivamiento. (III parte y última)




La segunda pregunta que se lanza en el libro "Avívanos, Señor" se refiere a la última estrofa del himno que lleva el mismo nombre:

 

"Avívanos, Señor,
Despierta más amor,
Más celo y fe en tu pueblo aquí
En bien del pecador"

 

y se formula así: "¿Qué entiendes que debemos hacer para que nuestras vidas, las de nuestras familias y la de nuestras congregaciones, y la de todos juntos como herederos de quienes nos han precedido, sea un más claro exponente de esa espiritualidad (más amor, más celo, más fe)?"

 

"Debemos pensar muy seriamente qué están viendo nuestras familias, amigos, vecinos, etc. en nosotros. Sería muy triste que ellos no quisieran saber nada de nuestro Creador al ver cómo vivimos nosotros, cómo nos comportamos con nuestra familia, etc. Nadie debe olvidar que la vida eterna no empieza cuando morimos, sino cuando nos convertimos..." (Jaime Fernández)

 

"Creo firmemente que si no despertamos por el toque de Dios, por su Palabra y su Espíritu no tenemos futuro, y no seremos capaces de impactar en nuestra sociedad..." (Félix Fontanet)

 

"Con avivamiento, o sin él, Dios nos pide el máximo esfuerzo en la evangelización y en la misión. No podemos ser indolentes en ninguno de estos dos campos..." (José Grau)

 

"Volver a la sencillez del Evangelio, a los principios básicos, descubrir nuevamente la autoridad de la Palabra de Dios, enamorados del Señor Jesús, permitir que el Santo Espíritu gobierne y dirija nuestras vidas... será lo que puede traer luz y sabor a nuestro testimonio personal, para bendición de los que nos rodean..." (Ana María Huck Vangioni)

 

"No cabe duda de que la lectura común de la Escritura en el hogar, la oración familiar, las reflexiones bíblicas sobre los múltiples aspectos que comportan la vida cotidiana, no son habituales en nuestros días... La falta de lectura y meditación en la Palabra, la obediencia a sus demandas y el deseo por ella, han traído graves consecuencias que se manifiestan en vidas vacías, idénticas a las de cualquier persona en el mundo, llenas de desilusión y fracaso...

El verdadero amor de Dios, que es el que el Espíritu derrama en el corazón cristiano (Rom 5:5), no se está manifestando. La prueba de ello son los conflictos en las iglesias, el rechazo entre creyentes, el fracaso en el matrimonio y la angustia vital en el individuo... Necesitamos confesar sobre el pecado  contra la unidad y la comunión..." (Samuel P. Millos)

 

"Debemos despertar de esta cómoda siesta en la que los evangélicos de este país vivimos hoy, pese a que disponemos como nunca de medios para no adormecernos..." (Clara Rosique)

 

"Yo veo el ejemplo de que las personas que se acercaron a Jesús, al estar en contacto con él, sus vidas experimentaron un profundo cambio. Dios no sólo cambia nuestra alma, sino nuestra manera de vivir, de relacionarnos, de pensar, de decidir, y nuestra conducta... (Cesca Planagumá)

 

"Regresar a una vida de compromiso y dejar que el Señor de verdad ocupe el primer lugar de nuestras vidas..." (Esther Rodríguez)

 

Termino aquí la meditación "en voz alta" de este libro, que encontré en una estantería en casa de mis padres a principios del verano y decidí leer... y lo hago con el título del libro... "Avívanos, Señor" (a pesar de mí misma... añado).


Foto: Inspirada en las palabras de Clara Rosique...

4 comentarios:

Alejandro dijo...

Muy bueno, Eva. Muchas gracias por compartirlo. Un saludo.

elim-el oasis de Eva dijo...

Gracias Alejandro por comentar. ¡Que el Señor nos ayude a ser fieles venga o no el avivamiento que deseamos!

Pepa dijo...

Valioso y de REFLEXION!! Espero ser capaz con la ayuda del Señor transmitir estas palabras,aqui en NorteAmerica...falta hace...

elim-el oasis de Eva dijo...

Me alegro Pepa que te haya sido de bendición y ojalá lo pueda ser allí donde estás. Un abrazo