Desde el domingo,
que fue la primera vez que escuchamos sobre las atrocidades cometidas contra los
cristianos en Irak, estamos orando por nuestros hermanos en la fe allí.
Desde la distancia
cuesta trabajo hasta pensar que todo lo que se publica está ocurriendo de verdad, ¿cómo podría
ser que eso esté sucediendo en pleno s. XXI? ¿poner marcas en las casas y
negocios de los cristianos? ¿huir o morir? ¿niños decapitados? ¿mujeres
tomadas como esclavas? ¿familias sin saber dónde ir...?
Lo confieso, me es
muy difícil ponerme en su lugar desde la tranquilidad de mi hogar... pero aún
así oro para que el Señor ponga su mano y detenga a los grupos radicales
islamistas en el avance de su imposición de pensamiento y espero que los
gobiernos que pueden hacer algo al respecto lo hagan y no miren para otro lado.
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