martes, 18 de octubre de 2011

El hijo perdido

Jesús contaba gráficas y sencillas historias para explicar sus enseñanzas. A estas historias se las conoce como parábolas. Una de ellas es conocida como “El hijo pródigo”, aunque a mi me gusta más los que eligen llamarla “El hijo perdido”, y no era porque el joven de la historia estuviera físicamente perdido sino que lo estaba “espiritualmente”. Esta historia es importante porque en realidad, según La Biblia, todos estamos “perdidos espiritualmente” y todos necesitamos el perdón del “Padre” para entrar en la “casa”.

La historia según el relato bíblico es así:
“ También dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.
No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.
Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle.
Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos.
Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.
Y volviendo en sí, dijo: !!Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!
Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.
Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.
Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.
Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.
Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.
Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta;
porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.
Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas;
y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.
Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano.
Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase.
Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos.
Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.
Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.
Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.”

En el siguiente video puedes ver cómo alguien se ha imaginado la parábola contada en nuestros tiempos...




La Biblia dice que hay gozo en el cielo cuando un pecador se arrepiente… y la Buena Noticia es que puede haber gozo... por ti...

2 comentarios:

Beatriz dijo...

Gracias Eva por compartir este video. Es muy bonito, y la enseñanza es extraordinaria, por eso me he permitido compartirlo en facebook y enviarlo a algunos de mis conocidos. Gracias a Dios por la labor que te permite desarrollar con la elaboración de este blog que es de tanta bendición para mí. Un abrazo.

elim-el oasis de Eva dijo...

Beatriz, ¡Cuánto me alegra escuchar que este video ha sido de bendición! ¡Que muchos hijos perdidos vuelvan al Padre y los que ya hemos vuelto que le demos gracias por su amor inmerecido pero tan necesitado por nuestra parte!