Ayer estaba leyendo un pasaje bíblico en el libro de Deuteronomio 4: 1-10. Es un “llamado a la obediencia”, a poner en práctica todo lo que ya conocemos sobre Dios y lo que quiere para nuestra vida. Me sorprendió el versículo 6: “... así demostraréis vuestra sabiduría e inteligencia ante las naciones. Ellas oirán todos estos preceptos, y dirán:”En verdad, éste es un pueblo sabio e inteligente;...” No puedo dejar de preguntarme ¿estamos aplicando estos versículos en nuestras iglesias? ¿Piensan así del pueblo de Dios en nuestros días...? La clave está al comienzo del verso 6: “Obedecedlos y ponedlos en práctica...”. Pero ahí no queda la cosa... seguí leyendo y me encontré con el verso 9: “¡Pero tened cuidado! Prestad atención y no olvidéis las cosas que han visto vuestros ojos, ni las apartéis de vuestro corazón mientras viváis. Contádselas a vuestros hijos y a vuestros nietos.”
Para mí la lección fue clara: ¡Tenemos que empezar a vivir lo que creemos en nuestros hogares! Y tenemos que contar a nuestros hijos (y nietos si fuera el caso) sobre Dios, su fidelidad, sus promesas, su mensaje de salvación y perdón a través de Jesús... Y esto no está reñido con la realidad de que nuestros hijos tendrán que elegir cuál será su postura ante un Dios que busca una relación “personal”. Aquí me venía a la mente la “campaña atea” de Reino Unido donde aparecían unos niños muy felices saltando que decían: “Por favor, no me etiquetes. Déjame crecer y elegir por mí mismo”. En realidad estoy de acuerdo con ellos... nuestros hijos crecerán y elegirán por ellos mismos pero nosotros (si somos padres cristianos) les contaremos sobre lo que Dios ha hecho por nosotros y lo que puede hacer por ellos. Porque quien ha experimentado el perdón y el amor de Dios en su vida no puede dejar de contarlo a otros... empezando por la familia: "contándoselo a nuestros hijos... o nietos".
Para mí la lección fue clara: ¡Tenemos que empezar a vivir lo que creemos en nuestros hogares! Y tenemos que contar a nuestros hijos (y nietos si fuera el caso) sobre Dios, su fidelidad, sus promesas, su mensaje de salvación y perdón a través de Jesús... Y esto no está reñido con la realidad de que nuestros hijos tendrán que elegir cuál será su postura ante un Dios que busca una relación “personal”. Aquí me venía a la mente la “campaña atea” de Reino Unido donde aparecían unos niños muy felices saltando que decían: “Por favor, no me etiquetes. Déjame crecer y elegir por mí mismo”. En realidad estoy de acuerdo con ellos... nuestros hijos crecerán y elegirán por ellos mismos pero nosotros (si somos padres cristianos) les contaremos sobre lo que Dios ha hecho por nosotros y lo que puede hacer por ellos. Porque quien ha experimentado el perdón y el amor de Dios en su vida no puede dejar de contarlo a otros... empezando por la familia: "contándoselo a nuestros hijos... o nietos".
4 comentarios:
Querida Eva:
Al empezar un nuevo año, quiero agradecerte por este ministerio que llevas a cabo a través del blog. Informas, animas, alabas, reconoces, agradeces, reseñas, reflexionas, enseñas... Y con humildad, algo difícil en el ser humano. Pero no para aquellos que trabajan para asemejarse al Hijo.
Se nota que hay amor, algo imprescindible. Y pasión. Si no, todo sería como metal que chirría.
Gracias por animarnos con la revista, con la colaboración para con los más necesitados. Específicamente para los de Turmanyé. Y al respecto te comento que los visitaré el 17 de enero. El Señor me dará la oportunidad de conocer a mis niños. ¿Qué más puedo pedir? Es el mejor regalo de Navidad. Sé que lo celebrarás también, pues has puesto tu corazón en ese proyecto, al igual que Alison.
Que el Señor os bendiga en este nuevo año, y siempre.
Con amor,
Jacqueline
Querida Jacqueline, ¡¡¡qué alegría me da saber que visitarás la casa hogar de Turmanyé en Perú!!! Que el Señor te cuide en el viaje y seas de mucha bendición allí, llévales nuestro amor y cariño tanto a los niños como a todos los que trabajan allí.
Mi querida Eva, gracias por compartir todas las cosas buenas que encuentras de manera particular con nosotras. Muy cierto, debemos de dejar que nuestros hijos decidan cuando grandes, pero debemos de enseñarles la verdad para que tengan parámetros para poder elegir. Qué jamás nos digan: ¿porqué nunca me dijiste lo que era verdad, si tú eras mi madre? Que ese reproche, jamás salga de boca de ellos. Así que adelante con este precioso trabajo.
Besitos.
Muy de acuerdo contigo Isa y me alegro que tus hijos que ya son mayores sigan en los pasos de Jesús... sigue siendo tan buen ejemplo para ellos. Un abrazo.
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