Corría el año 1.993 y junto con algunos jóvenes de mi iglesia fuimos hasta Huelva para asistir a unas conferencias cristianas para jóvenes. El tema de las conferencias me llamaba la atención: “Cómo ser cristianos sin estar comprometidos” y tengo que reconocer que me impactó su contenido e incluso hice copias (en cassette...) para que otros amigos que no estuvieron pudieran escucharlas. Ahora en la biblioteca de préstamo en mi iglesia vi el libro con el mismo título y escrito por el propio conferenciante y me animé a revisar su contenido porque ... ha llovido mucho desde 1.993. De hecho el autor Pedro Gelabert menciona en su prólogo que se preparó este tema bajo el pedido de los organizadores del Encuentro de Jóvenes.
El autor empieza explicando que preguntó a un grupo de jóvenes: “¿Creéis que se puede ser cristiano sin estar comprometido?” Todos (menos uno y piensa que no entendió bien la pregunta...) contestaron que “NO” pero después hizo otra pregunta: “¿Conocéis a algún cristiano que no viva comprometido?” y esta vez la respuesta fue “Sí”... tengo que explicar que esta pregunta se hizo en un contexto evangélico donde al menos “de boca” decimos que seguir a Cristo es estar comprometidos con él y su mensaje. Digo esto porque la palabra “cristiano”, como bien explica el autor, ha perdido su verdadero significado y ahora puede significar pertenecer a una religión o simplemente que has nacido en un país que se considera mayoritariamente cristiano.
El autor empieza explicando que preguntó a un grupo de jóvenes: “¿Creéis que se puede ser cristiano sin estar comprometido?” Todos (menos uno y piensa que no entendió bien la pregunta...) contestaron que “NO” pero después hizo otra pregunta: “¿Conocéis a algún cristiano que no viva comprometido?” y esta vez la respuesta fue “Sí”... tengo que explicar que esta pregunta se hizo en un contexto evangélico donde al menos “de boca” decimos que seguir a Cristo es estar comprometidos con él y su mensaje. Digo esto porque la palabra “cristiano”, como bien explica el autor, ha perdido su verdadero significado y ahora puede significar pertenecer a una religión o simplemente que has nacido en un país que se considera mayoritariamente cristiano.
Pero entrando en la temática del libro os diré que con una “fina ironía” el autor nos da cuatro maneras de vivir sin estar comprometidos:
1.- Mantener los ojos cerrados para no ver.
2.- Mantener los oídos cerrados para no oír.
3.- Mantener los labios cerrados para no hablar.
4.- Mantener las manos cerradas para no ayudar.
Cada uno de estos apartados se divide a la vez en cinco puntos, os pondré el ejemplo de los ojos:
1.- Cerrar los ojos para no tener que ver los buenos ejemplos.
2.- Cerrar los ojos para no tener que leer La Biblia.
3.- Cerrar los ojos para no tener que ver las penalidades de nuestro prójimo.
4.- Cerrar los ojos para no tener que ver a Jesús.
5.- Cerrar los ojos para no tenerse que ver uno mismo...
Y muy parecidas son las conclusiones para el oído (cerrar los oídos para no tener que escuchar buenos consejos, cerrar los oídos para no tener que escuchar la Biblia...), y así con los labios y las manos.
El capítulo final se titula “Tú mismo” y es donde el autor confiesa que: “he llegado a la única conclusión honesta a la que soy capaz de llegar: ser cristiano sin estar comprometido es un absurdo descomunal; y lo único que puede explicar- que no justificar- que haya cristianos que vivan así es, por un lado, su suicida ignorancia del mensaje cristiano, y por otro su necedad: se niegan a gozar lo que es más por retener en sus manos lo que es menos...”
A modo de reflexión personal os diré que leer este libro 17 años después de escuchar su contenido por primera vez me ha servido de autoevaluación: ¿ha aumentado mi compromiso desde esa época? ¿están mis ojos, oídos, labios y manos más abiertos ahora que lo estaban antes...?
Oración: “Señor ayúdame a ver las cosas a través de ti, cuida mis oídos y apártalos de las palabras necias, abre mis labios para que te confiesen sin temor, abre mis manos para compartir y que no se aferren a lo que es temporal. Reconozco mi “querer” y mi no “saber” tantas veces. Perdóname, ayúdame, tómame de la mano y guíame a un verdadero compromiso.” Amén.
1.- Mantener los ojos cerrados para no ver.
2.- Mantener los oídos cerrados para no oír.
3.- Mantener los labios cerrados para no hablar.
4.- Mantener las manos cerradas para no ayudar.
Cada uno de estos apartados se divide a la vez en cinco puntos, os pondré el ejemplo de los ojos:
1.- Cerrar los ojos para no tener que ver los buenos ejemplos.
2.- Cerrar los ojos para no tener que leer La Biblia.
3.- Cerrar los ojos para no tener que ver las penalidades de nuestro prójimo.
4.- Cerrar los ojos para no tener que ver a Jesús.
5.- Cerrar los ojos para no tenerse que ver uno mismo...
Y muy parecidas son las conclusiones para el oído (cerrar los oídos para no tener que escuchar buenos consejos, cerrar los oídos para no tener que escuchar la Biblia...), y así con los labios y las manos.
El capítulo final se titula “Tú mismo” y es donde el autor confiesa que: “he llegado a la única conclusión honesta a la que soy capaz de llegar: ser cristiano sin estar comprometido es un absurdo descomunal; y lo único que puede explicar- que no justificar- que haya cristianos que vivan así es, por un lado, su suicida ignorancia del mensaje cristiano, y por otro su necedad: se niegan a gozar lo que es más por retener en sus manos lo que es menos...”
A modo de reflexión personal os diré que leer este libro 17 años después de escuchar su contenido por primera vez me ha servido de autoevaluación: ¿ha aumentado mi compromiso desde esa época? ¿están mis ojos, oídos, labios y manos más abiertos ahora que lo estaban antes...?
Oración: “Señor ayúdame a ver las cosas a través de ti, cuida mis oídos y apártalos de las palabras necias, abre mis labios para que te confiesen sin temor, abre mis manos para compartir y que no se aferren a lo que es temporal. Reconozco mi “querer” y mi no “saber” tantas veces. Perdóname, ayúdame, tómame de la mano y guíame a un verdadero compromiso.” Amén.
6 comentarios:
AMEN...
GRACIAS EVA
ANA
Ana, tú eras muy joven cuando se hizo este retiro ¿verdad? me alegro que tú también estés en el grupo de las que quieren vivir de una forma "comprometida". Un abrazo para toda la familia.
Gracias por tu ejemplo de verdadero compromiso, Eva. ¡Un abrazo muy fuerte!
Hola Eva, a mí también me impactaron bastante esas conferencias y creo que la forma de presentarlas captó rápidamente la atención de los que estábamos allí. Tampoco olvidaré el viaje hasta Huelva y las experiencias vividas...
Marisa
Lisi, pues tú también eres un ejemplo para mí y gracias por no cerrar tus oídos cuando tengo algo que decirte. Un superabrazo.
Marisa, ¡qué alegría me da tenerte por aquí! La verdad es que esos años en los que podíamos ir a retiros y campamentos junto con Esther fueron muy especiales, y en ese viaje si no recuerdo mal fue cuando aquel motorista nos pegó un buen susto...
Un abrazo y espero que te animes a comentar más amenudo...
Publicar un comentario