Nos
encontramos con dos extremos a la hora de testificar de Cristo:
﹡ Hablar demasiado y
da como resultado que la gente nos evite.
﹡ No mostrar en
nuestras conversaciones que somos creyentes o no saber qué decir si somos
preguntados por nuestra fe.
﹡ Podemos hablar de
nuestra iglesia, de actividades pero no de nuestra fe o de nuestro Salvador.
Romanos 10:9 (NVI)
9 que, si confiesas
con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo
levantó de entre los muertos, serás salvo.
¿Defensores
públicos o discípulos secretos?
Tenemos un
llamamiento a siempre estar dispuestas a hablar de Cristo:
1 Pedro 3:15 (NVI)
15 Más bien, honrad en
vuestro corazón a Cristo como Señor. Estad siempre preparados para
responder a todo el que os pida razón de la esperanza que hay en vosotros.
Consiste en decir
lo que el Señor ha hecho por ti. Hablar de la esperanza de la vida eterna.
- Una lengua
testificante es una lengua amable: tiene que reflejar el espíritu compasivo de
Cristo y trata a las personas como Él las trataba: atraer más que antagonizar,
invitar más que amenazar, consolar más que condenar.
“Si el puente de la
amistad humana está roto, el evangelio no podrá pasar.”
“Que el tono y espíritu de lo que dices sea
aceptable a Cristo mismo”
﹡ Muchas veces
sentimos que no estamos preparadas.
﹡ Importancia de
aprender versículos bíblicos.
﹡ Importancia de
estudiar la Biblia y saber aplicarla.
﹡ Herramientas:
redacta tu testimonio y compártelo. Comparte lo que vayas aprendiendo. (Grupo
Descubrimiento)
﹡ Una lengua
testificante confía en la dirección del Espíritu
﹡ Sin el Espíritu
Santo guiándonos todo es inútil.
Mateo 10:19-20
(NIV)
19 Pero, cuando os
arresten, no os preocupéis por lo que vais a decir o cómo vais a decirlo. En
ese momento se os dará lo que habéis de decir, 20 porque no
seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará
por medio de vosotros.
- Ejercicios de
belleza: Prepárate. Haz algo para el Señor y su causa: Conversaciones
edificantes con amigos. Abre tu casa para estudiar la Biblia. Sé un testigo
constante: que tu conversación y tu conducta desplieguen el amor y la ética de
Cristo. Aprovecha las oportunidades… búscalas.
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