miércoles, 19 de julio de 2023

“El poder transformador del evangelio para cambiar el mundo” (Devocional bíblico, Eva L. Cañas)

 


Introducción:

“Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”. Estas inspiradoras palabras son del escritor y periodista Eduardo Galeano, pero me recuerdan el poder transformador del evangelio para cambiar el mundo. Pero, ¿cómo lo conseguimos?

 

1.- Siendo sal.

Jesús dijo en Mateo 5: 13 13 Vosotros sois la sal de la tierra.

 

La sal es un alimento de uso común y conocido en la mayoría de las culturas y Jesús lo usó como ilustración ya que:

-      La sal se usa como condimento, da sabor a lo insípido. Cada seguidor de Jesús debería hacer que este mundo tuviera mejor sabor ya que somos portadores de esperanza.

-      La sal se usa para conservar, en la antigüedad los alimentos se frotaban con sal para aumentar el tiempo de su consumo. Así Jesús nos envía al mundo para que no se corrompa por los efectos devastadores del pecado.

 

2.- Siendo luz.

Jesús justo después de decir que sus seguidores eran sal en la tierra, dijo que también eran luz del mundo. Lo leemos en Mateo 5:14

14 Vosotros sois la luz del mundo.

 

Recordamos aquí que nosotros no tenemos luz en nosotros mismos: “JESÚS ES LA FUENTE DE NUESTRA LUZ”, como él mismo dijo en Juan 8:12  “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. “

Como la luna refleja al sol, nosotros permitimos que la luz de Jesús resplandezca a través nuestro, pero ser luz en un desafío y una responsabilidad.

Quizá nuestra luz es pequeña pero como dice la conocida canción… “esta pequeña luz la dejaré brillar…”.

Brillamos cuando mostramos el fruto del Espíritu Santo en nuestras vidas, cuando somos misericordiosos, pacientes, puros, cuando hablamos la verdad, somos íntegros, respetuosos, fieles a nuestras promesas… Somos luz cuando compartimos el evangelio con quienes no lo conocen.

Quizá sea una pequeña luz, pero a medida que el evangelio avanza y Jesús va iluminando corazones, esa luz llega a lugares más remotos y oscuros… transformando vidas y comunidades.

 

3.- Siendo levadura.

Este tercer desafío Jesús lo presenta a través de una parábola en Mateo 13:33

33 Les contó otra parábola más: «El reino de los cielos es como la levadura que una mujer tomó y mezcló en una gran cantidad[a] de harina, hasta que fermentó toda la masa».

 

Para que la levadura sea efectiva se requiere de tiempo y contacto, en este caso con la harina. No vale de nada si tenemos la levadura por un lado y la harina por otro, conseguiremos una masa fermentada cuando la levadura está en contacto con la harina. Aquí vemos ilustrado el poder transformador de lo pequeño.

Y el desafío es que cada cristiano tenga este poder transformador al estar en contacto con el mundo que le rodea. Estamos hablando de ser intencionales en ser levadura en las actividades cotidianas donde pasamos nuestro tiempo. Es cumplir la misión de Dios siendo buenos trabajadores, buenos compañeros de estudios, buenos vecinos y buenos familiares. No es apartarnos del mundo sino acercarnos y transformarlo con el poder del evangelio.

 

Conclusión:

Este mundo puede ser cambiado, pero para eso los seguidores de Jesús tenemos que:

-      Ser sal.

-      Ser luz.

-      Ser levadura.

 

Somos llamados a preservar, alumbrar y transformar, proyectando y reproduciendo el ejemplo de Jesús en el medio y las circunstancias donde Dios nos ha colocado.

 

 

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