Serie basada en el libro: "Una mujer
sabia" (Principios para vivir como Dios lo diseñó) de Wendy Bello.
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La mujer sabia mide sus palabras:
Proverbios 10:32:
“Los labios del justo hablan palabras provechosas”
Necesitamos
aprender que la mujer sabia mide sus palabras, es decir, sabe cuándo hablar y
cuándo no.
Proverbios 10:19 “El
que mucho habla, mucho yerra; el que es sabio refrena su lengua”
Salmo 141: 3
“Señor, ponme en la boca un centinela; un guardia a la puerta de mis labios.”
En otras
ocasiones nuestras palabras son necesarias.
Proverbios 25:11
“Como naranjas de oro con incrustaciones de plata son las palabras dichas a
tiempo”
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La mujer sabia escoge sus palabras:
Proverbios 15:28a
“El corazón del justo piensa bien antes de hablar”.
Necesitamos
aprender a pensar antes de hablar:
- ¿Mis palabras son necesarias?
- ¿Van a beneficiar o perjudicar?
-
¿Podría expresarlo de otra manera, con amor y sin herir?
Revestir lo que
decimos con amor: “En cambio, hablaremos la verdad con amor y así creceremos en
todo sentido…” (Efesios 4:15)
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La mujer sabia escoge sus palabras:
La
mujer de Proverbios 31, “Abre su boca con sabiduría” (v.26)
El dominio propio es parte del fruto del Espíritu
Santo en la vida del creyente. Es una decisión.
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Sazona tus palabras:
Colosenses 4:6
“Que vuestras conversaciones sean cordiales y agradables” (NTV)
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Cordial: que fortalezcan el corazón de quien me
escucha.
Proverbios 12:25
“La preocupación agobia a la persona; una palabra de aliento la anima.”
-
Agradable: efecto de agrado en la persona que
escucha.
“Antes de
“servir” palabras vamos a echarles sal”
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Palabras de vida:
Proverbios 18:21
“La lengua puede traer vida o muerte; los que hablan mucho cosecharán las
consecuencias”
Un solo
comentario negativo es suficiente para desanimarnos y en algunos casos
paralizarnos.
Pasan semanas,
meses y hasta años pero cierta frase o comentario sigue con nosotras…
Mateo 12:36 nos
habla de dar cuenta de “toda palabra inútil (ociosa)”. Palabras que no traen
nada productivo.
Cuando ponemos
nuestro esfuerzo en dar palabras de vida, es como si regáramos una planta: lo
que decimos ayudará a que la persona crezca, florezca y cumpla su propósito.
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Conclusión: Ya sea que eres muy habladora o no,
decide ser sabia con tus palabras. Mídelas, escógelas bien, sazónalas para que
sean cordiales y agradables, úsalas para dar vida porque “el sabio de corazón
habla con prudencia, y a sus labios añade sabiduría” (Prov 16:23)
Puedes consultar el power point con todos
los apuntes de la tercera sesión basada en el libro: "Una mujer
sabia" (Principios para vivir como Dios lo diseñó) de Wendy Bello:
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