jueves, 8 de agosto de 2019

Una lengua hermosa es una lengua limpia. (Serie "Salón de belleza para la lengua")




El lenguaje sucio se encuentra sin duda en todas partes de nuestra ciudad o país: desde el patio de la escuela hasta en las más altas esferas.

La buena noticia es que Cristo puede limpiar nuestra boca al aplicar sus enseñanzas en todo lo que puede salir de nuestra “cavidad bucal”.

Pocas personas se muestran preocupadas por la suciedad de sus lenguas. Hay preocupación por la “contaminación” del medio ambiente pero no por la “contaminación” de nuestra forma de hablar.

Algunos versículos para meditar:

Mateo 15:11  (NVI)

11 Lo que contamina a una persona no es lo que entra en la boca, sino lo que sale de ella.

Efesios 5:3-4 (NVI)

Entre vosotros ni siquiera debe mencionarse la inmoralidad sexual, ni ninguna clase de impureza o de avaricia, porque eso no es propio del pueblo santo de Dios. Tampoco debe haber palabras indecentes, conversaciones necias ni chistes groseros, todo lo cual está fuera de lugar; haya más bien acción de gracias.

Colosenses 3:8 (NVI)

Pero ahora abandonad también todo esto: enojo, ira, malicia, calumnia y lenguaje obsceno.

 

Corazón y boca

Jesús conectó nuestro interior (corazón) con el exterior (boca):

Mateo 15:18-20

 18 Pero lo que sale de la boca viene del corazón y contamina a la persona. 19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios y las calumnias. 20 Estas son las cosas que contaminan a la persona, y no el comer sin lavarse las manos.

Lucas 6:45 (NVI)

45 El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón produce el bien; pero el que es malo, de su maldad produce el mal, porque de lo que abunda en el corazón habla la boca.

- Una lengua limpia muestra reverencia a Dios

Éxodo 20:7 (LBLA)

No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano, porque el Señor no tendrá por inocente al que tome su nombre en vano.

Un “nombre” es más que una palabra, un nombre representa una persona. Usar mal el nombre de Dios es mostrar falta de respeto al Dios Santo; es dañar la reputación de Dios.


- Una lengua limpia es por sí misma una lengua testificante

El empleo de malas palabras es tan común hoy día que su ausencia distingue a cualquier persona que habla de un modo correcto.

Es de esperar que nuestro testimonio cristiano sea más amplio pero la simple ausencia de palabra sucias hablará de qué clase de personas somos y qué convicciones tenemos.

 

- Ejercicios de belleza:

Memorizar los versículos bíblicos recomendados.

No permitir un lenguaje vulgar en nuestros hogares.

Vindicar el nombre de Dios o Jesús si se está utilizando de una manera incorrecta.

No atender (ni repetir)  historias “picantes” o sucias.

 

Puedes consultar el power point de esta sesión basada en el libro "Salón de Belleza para la Lengua" (Leroy Koopman):

 

 
 

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