Hace unos días os comentaba sobre “Los que no volverán”, refiriéndome al accidente de aviación ocurrido en Barajas. Entonces no sabía que un “hermano en la fe” se encontraba allí y ahora está en la presencia del Señor: Rubén Santana. Deja esposa y tres hijos. Me envía mi hermana unos devocionales de Margarita Burt (conocida misionera en España) hablando sobre él y transcribo algunas partes para nuestra reflexión:
“¿Cuál es la cosa más grande que puedes decir de una persona que ha fallecido? ¿Que logró una fortuna? ¿Que obtuvo muchos títulos académicos? ¿Que ostentó cargos importantes? ¿Que llevó a cabo grandes cosas? Todo esto está bien, pero creo que lo más grande que se puede decir de una persona es que amaba profundamente. Y esto es precisamente lo que dijo la prensa de Rubén Santana ayer en un artículo sobre los que fallecieron o sobrevivieron la tragedia aérea del miércoles en Barajas. Hoy sigue siendo un día de luto nacional y nos conviene seguir pensando en la vida y la muerte.
En el artículo citado salen las últimas comunicaciones por móvil entre Rubén y su esposa, Mari Carmen:“Amor, el avión se me averió.” Después de comentarlas, la prensa dice: “El último y cariñoso mensaje que dejó Rubén a Mari Carmen era el de un grancanario de 45 años profundamente enamorado de su mujer, de su madre y de la Iglesia Evangélica. Para su esposa fueron sus últimas palabras, para su madre iba a ser el último viaje y para esa congregación protestante fueron sus últimos años. Hace ocho, dejó su taxi en la isla y se marchó a Madrid con sus tres hijos a estudiar teología y hacerse pastor evangelista. Su madre, de 92 años, aún no sabe que viajaba en el avión estrellado. Iba a verla”. Me ha llamado mucho la atención que el artículo hace resaltar precisamente la misma idea que el Señor me guió a escribir ayer: es decir, que este hombre amaba profundamente. Amaba a su esposa, a sus hijos, a su madre, y a la Iglesia Evangélica. Normalmente no decimos que uno está profundamente enamorado de la Iglesia Evangélica, pero el periodista no era creyente y no sabía como poner en otras palabras lo que sentimos, no tanto por la organización evangélica como por los que son de la familia de Dios, un amor entrañable. Son familia nuestra. ¿De cuántos hombres, al relacionarse con su familia cuando han fallecido, dice un periodista que este hombre “estaba profundamente enamorado de su esposa, familia e iglesia”? Lo que Dios hace resaltar es la preeminencia del amor. Son amores diferentes, cada uno de ellos, pero “amor” es la única palabra que tenemos en nuestro vocabulario para expresarlo...
Me alegro que el periodista y yo hayamos coincidido, pero lo importante no es esto, sino que Dios está hablando de lo que Él valora en un ser humano: que ame. Lo más hermoso que se puede decir de una persona cuando ha dejado este mundo es que este hombre estaba profundamente enamorado de su esposa, madre, hijos, iglesia, es decir, que sentía pasión, cariño, ternura, que amaba con el amor de Dios, que Dios amaba y llegaba a otros por medio de su vida. ¡Qué legado ha dejado Rubén para su esposa, familia, y hermanos! ...”
“Salieron su esposa e hijos en la televisión recibiendo condolencias de parte de los reyes de España juntamente con las otras víctimas del desastre. ¿Por qué lo permitió el Señor? No lo sabemos, pero sospechamos que él era una de estas personas de los cuales el mundo no es digno, y por esto el Señor se lo llevó. El cielo es más rico por su llegada y la tierra más pobre por su salida. Que Dios levante a miles como él para trabajar en sus campos, hombres de verdad, hombres de Dios, que saben amar. “
Hablo con el árbol
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La primera vez que leí «El hombre en busca de sentido» de Viktor Frankl fue
hace más de 30 años como parte del programa de mi clase de Literatura.
Además d...
Hace 4 horas
6 comentarios:
No puedo dejar de sentir un dolorcito por la familia, a pesar de saber que tiene el privilegio de estar con el Señor. Ayer murió alguien que había sido importante en la organización donde trabajo. Era una mujer a quien no se le conoció enfermedad, recién había cumplido 47 años. Nunca se caso, ni tuvo hijos, no se le conoció ninguna relación y todos dijeron de ella que era sumamente responsable y trabajadora. Lamenté nunca haberle hablado del Señor abiertamente.
Comparto ese mismo dolor por la familia que ha quedado y entiendo la situación que has vivido, estamos rodeados de personas que necesitan conocer a Jesús como Señor y Salvador, ¡que el Señor nos de las fuerzas y el valor para compartir su mensaje!
Conmovedor, Eva. Gracias por compartirlo.
Sí, muy conmovedor, y sobre todo, nos hace pensar en lo que la vida realmente significa.
Este hombre tuvo una vida impactante y sigue impactando aún después de su muerte. Ojalá todos podamos tener ese privilegio.
Qué fuerte que haya podido hablar con su esposa en los últimos momentos.
Gracias Lisi, Keila y Triple por vuestros comentarios.
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