El evangelista Marcos
comienza a relatar las enseñanzas de Jesús a través del uso de parábolas. Una
parábola es una historia ficticia, sacada de la vida real, que tiene una
enseñanza espiritual.
La conocida como
"Parábola del Sembrador" (que te invito a leer en Marcos 4:3-20)
siempre me ha fascinado y me ha ayudado a entender el porqué no siempre la
predicación de la Palabra obtiene el mismo resultado. Si nos fijamos es un
mismo sembrador, una misma semilla pero lo que cambia son los 4 terrenos.
1.- "Junto al
camino": escuchan con indiferencia. Son los que: "por un oído me
entra y por el otro me sale".
2.- "En
pedregales": son los superficiales, reciben la Palabra con gozo porque
pueden ver que es buena pero... cuando vienen las pruebas en forma de
tribulación o persecución no tienen "profundidad" ni una fe firme a
la que agarrarse.
3.- "Entre
espinos": oyen la Palabra pero... dejan que lo temporal se haga dueño de
sus vidas, ¡cuántas personas ahogadas por los "afanes de este siglo"
y las "codicias"!
4.- "En buena
tierra": son los que "oyen y reciben"... tampoco tienen mucho
mérito, lo que hacen es dejar que la semilla crezca en su interior y como
resultado natural viene el fruto, en distintas medidas, porque no todos somos
iguales... pero fruto.
Me surgen varias
preguntas para nuestra reflexión:
- ¿Qué clase de
terreno representa nuestra vida?
- Si no estás
satisfecho de dónde estás, ¿qué clase de terreno te gustaría representar?
- ¿Qué pasos debes
tomar para estar allí?
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