lunes, 9 de abril de 2012

“Cómo ser un misionero en nuestro día a día” (I parte)



Con este lema acudimos como familia a un “Retiro Cristiano” esta Semana Santa. El lugar de encuentro era un albergue en el madrileño pueblo de Cercedilla, la verdad es que nos encantó a toda la familia. Unas instalaciones sencillas pero muy cómodas y con unas vistas excepcionales. Aunque éramos personas de diferentes edades, nacionalidades y a muchas no conocíamos hubo muy buen ambiente ya que teníamos en común nuestra fe en Jesús.
Por las mañanas hubo varias exposiciones bíblicas (5 en total) a cargo de Fernando Caballero, profesor universitario en el País Vasco y por 15 años asesor de los Grupos Bíblicos Universitarios. Por las tardes hubo varios talleres (solo podíamos elegir dos...) y estuve en el de “Cómo resolver conflictos interpersonales” impartido por Oliver y Sigrid Py, un matrimonio que se dedican a la consejería bíblica. También asistí al de “Biografías de grandes misioneros” y me fue muy inspirador saber sobre la vida de David Brainerd (no lo conocía) o recordar la de Guillermo Carey (misionero en India), Jorge Müller (en Bristol), Hudson Taylor (en China) y Gladys Aylward (también en China). Este taller fue impartido por Walter Hofkamp.
En próximas entradas os compartiré mis apuntes de las conferencias pero si queréis escucharlas estoy subiéndolas a un nuevo enlace de podomatic: http://oasiselim.podomatic.com/ pero como (más o menos) dijo el conferenciante: “Pensad bien si queréis escuchar hasta el final porque la Palabra de Dios os puede comprometer...”

3 comentarios:

Dario dijo...

Genial Eva, en verdad fué de mucha bendición compartir este retiro con tu linda familia...abrazos y muchas bendiciones..!1

elim-el oasis de Eva dijo...

Darío, sí que fue un buen tiempo el que pasamos allí, ahora toca "digerir" y aplicar todo lo escuchado. Un abrazo hasta Burgos.

Cristianismo Laico dijo...

MISTICISMO LAICO: Santa Teresa decía que los místicos cristianos se imaginaban su camino hacia el éxtasis o experiencia de trascendencia como una escalera al cielo que debería remontarse paso a paso. Esta escala de la perfección, tenía tres estados principales; el primero se llamaba la vida purgativa, el segundo la vida iluminativa y el tercero la vida unitiva, que representaba el estado de la perfecta contemplación. La vida purgativa necesita lógicamente una autodisciplina o ascetismo, ya que requiere del aislamiento de las cosas de este mundo para interiorizarse y auscultarse, haciendo un examen de conciencia identificando nuestros defectos o rasgos negativos que son la causa de nuestros pecados, para extinguirlos practicando las virtudes opuestas a nuestros defectos, hasta lograr el perfil de humanidad perfecta. Al inició de nuestro conocimiento interior, a medida que profundizamos en la oscuridad de los laberintos de la mente, psíquicamente experimentamos vivencias perturbadoras que nos obligan a asirnos fuertemente de la mano de Cristo siguiendo su vida ejemplo y enseñanzas para encontrar la salida. Hay ocasiones en que en nuestra vida cotidiana emerge inesperadamente el fenómeno espiritual de la transformación humana que provoca la extinción del ego viejo o muerte mística, mediante un doloroso proceso psíquico que nos lleva a deambular por la noche oscura donde no paramos de sufrir hasta eliminar todo apego, mordaza, dualismo, que nos impedían liberarnos de los viejos parámetros, creencias o dogmas equivocados que condicionaban nuestra vieja forma de ser. Provocando comportamientos superficiales o automatismos que nos impulsaban sin darnos cuenta al distorsionar la realidad que percibíamos. Impidiendo al ego nuevo renacer de sus cenizas, para dejar de sufrir creciendo espiritualmente hasta alcanzar la quietud de la mente en las turbulencias de la vida o paz interior antesala de la iluminación. Vida iluminativa necesaria para sanar las heridas profundas que emergen a nuestra conciencia, experimentando psíquicamente las vivencias traumáticas que nos acontecieron para poder afrontarlas al conocer la respuesta de la sabiduría interna a nuestros cuestionamientos y problemáticas intensas que nos hacen sufrir. La vida unitiva o éxtasis místico, no sólo es la meta, sino el fruto sagrado de la disciplina remota necesaria para inducir el éxtasis místico, donde a través de nuestro espíritu experimentamos la común unión de todos los seres y todas las cosas existentes en el universo existencial, manifestado e in-manifestado. Intimidad abismal profunda que nos revela el contenido de los arcanos que dan respuesta a nuestros interrogantes existenciales, de la cual emergemos transformados con los rasgos de una personalidad empática integralmente relacionada con nuestro entorno existencial que nos impulsa a servir a los demás al experimentar en carne propia el dolor ajeno sin que podamos evitarlo. http://www.scribd.com/doc/148809387/CRISTIANISMO-RELIGION-LAICA