viernes, 7 de noviembre de 2008

Aprendiz de cristiano


Esta semana me vino a la mente la frase "Aprendiz de cristiano", fue porque recordé que había leído un poema con ese título. Me puse a buscar el libro y ¡lo encontré! Se titula "Huellas en la arena", la edición que tengo es antigua y muy rústica, pero está llena de tesoros en forma de poesías. No os puedo decir mucho del autor: Santos García Rituerto, (Arenas de San Pedro 1913- Sevilla 1990), pero por su libro puedo deducir que era cristiano, que le tocó sufrir por el evangelio y que era un poeta. Tengo que reconocer que utiliza palabras con "sabor a antiguo" pero ¡cómo he vuelto a disfrutar! Como me gusta escribir en los libros (si son míos) tengo marcadas las poesías que más me gustaron, una de ellas "Aprendiz de cristiano" de la que os dejo algunos fragmentos:

"¿Qué es lo que soy? ¿Por qué he venido al mundo?

¿Qué puedo hacer aquí que otros no hicieran?

Aprendiz de cristiano, voy buscando

el menester que Cristo me encomienda.

...

Y si un rayo de luz de sus pupilas

en mis opacos ojos se refleja,

quiero que arda su lumbre, no la mía...

...

O que mi pámpano, entroncado firme

en la Vid de la Vida Verdadera,

pueda ofrecer al borde del camino

un racimo de amor al alma hambrienta.

...

Con esto ya sabré, dulce Maestro,

que no he pasado en balde por la tierra

ni Tú sufriste en vano por mis culpas."


Este mes hará 25 años que me bauticé pero aún sigo siendo una aprendiz de cristiana y sé que esta formación no acabará hasta que me encuentre con el Maestro. (Filipenses 1:6)

13 comentarios:

Claudia Gonzalez Cañas dijo...

Encuentro admirable tu humildad como persona cuando dices que aún eres aprendíz después de 25 años. Gracias por mostrar estos poemas que no conocía hasta ahora. Un abrazo de aprendiz a aprendiz.

Saludos,

Clau

Anónimo dijo...

Aprendices lo somos durante toda nuestra vida terrenal, como decía el apostol Pablo: y si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo, el conocimiento envanece, pero el amor edifica.
Como dices en tu poesía, que al borde del camino, pueda ofrecer un racimo de amor al alma hambrienta.

GUSMAR SOSA dijo...

Cuando llegue a esa cantidad de años quisiera tambièn seguir siendo un aprendiz de cristiano. Gracias por compartir la poesìa.

elim-el oasis de Eva dijo...

Hola Claudia, ¡qué bien que estemos en la misma escuela y con el mismo Maestro!

elim-el oasis de Eva dijo...

¡Cuánta razón tienes Angelines! Nos vemos en el camino...

elim-el oasis de Eva dijo...

¡Seguro Gusmar! sólo tenemos que estar bien sujetos a la Vid.

Keila dijo...

Yo también llevo muchos años en el camino y me siento como aprendiz cada vez que abro la Biblia, en especial el Evangelio de Juan. ¡Pero qué emocionante es saber que nunca dejaremos de aprender! Gracias por el recordatorio.

Lisi dijo...

Ya me he puesto al día con tu blog. Siempre me viene bien la sombra de una palmera escogida.

Mujer, ¡no paras! Le doy muchas gracias a Dios por ti, por los panes y los pececillos que entregas y por cómo se multiplican.

elim-el oasis de Eva dijo...

Ay Keila me recordaste que una de mis abuelas tenía como lectura preferida el evangelio de Juan.

elim-el oasis de Eva dijo...

Hola Lisi al menos podemos ser "vecinas de palmera" ;-)
Lo bueno de vivir en un pueblo es que puedes aprovechar mejor el tiempo y este año con los dos niños en el cole he podido emprender algunos proyectos "extra".

David López-Cepero dijo...

Hola Eva, bonitos versos... lo aparentemente antiguo no desmerece en nada el contenido, y es que es muy cierto, nuestras vidas deben ser un continuo aprendizaje de Jesús.

El día que deje de aprender algo nuevo y maravilloso del Buen Maestro, será el día en que tenga que pensar si ando bien el camino.

Saludos...

elim-el oasis de Eva dijo...

Peregrino que bien tenerte por aquí, menos mal que somos muchos los "aprendices" en la escuela de nuestro Maestro.

Unknown dijo...

Que bueno que nuestro DIOS siempre tenga mas para nuestras vidas y asi ser aprendices toda la vida. Claro que lo mejor es tener ganas de serlo.
Shalom