Terminamos la serie
"Cristiano-ateo" (creer en Dios pero vivir como si no existiera) en
el Club de Lectura de la Biblia. Hablaremos de lo que Jesús realmente quiere de
sus seguidores (quizá comparta los apuntes en una próxima entrada) y recordé
una poesía que había leído hace algunos años sobre lo que significaba ser un
discípulo de Jesús. Está traducida del inglés y la he resumido para destacar
los puntos más importantes. Aquí la tenéis:
"Discípulo
de Jesús"
"Yo soy parte
de los que no se avergüenzan de Jesús.
La suerte está
echada. He cruzado la línea. La decisión ha sido tomada:
Yo soy un discípulo
de Jesucristo.
No miro hacia
atrás, voy hacia adelante, sin detenerme, sin retroceder o estarme quieto.
Mi pasado ha sido
redimido, mi presente tiene sentido, mi futuro está asegurado...
Ahora vivo por fe, amo
con paciencia, vivo en oración y trabajo con empuje.
Mi modo de andar es
rápido y seguro, mi meta es el cielo, mi camino es estrecho..., mi Guía es
confiable, mi misión es clara...
No voy a retroceder
ante el sacrificio, no dudaré ante la presencia de la adversidad, no voy a
negociar en la mesa del enemigo, ni a caminar en el laberinto de la mediocridad.
No me voy a rendir,
callar o dejarme amedrentar, hasta que haya orado, predicado y me haya
mantenido firme por la causa de Cristo.
Yo soy un discípulo
de Jesucristo.
Debo mantenerme
fiel hasta que él regrese; dar hasta que me gaste, predicar hasta que todos lo
conozcan y trabajar hasta que Él venga.
Y cuando Él
regrese, no tendrá problemas en reconocerme;
mi bandera estará
ondeando y estará a la vista de todos."
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