lunes, 1 de abril de 2024

Tres valores esenciales de la paternidad/maternidad. (Ágora familiar)

 


Quiero ir compartiendo lo que voy aprendiendo en el curso “La excelencia en la educación” (un viaje a las entrañas de la familia) impartido por Ágora Familiar.

Para contestar a la pregunta, “¿Cómo nutrir el espíritu de nuestros hijos?” nos vamos a fijar en la figura de un personaje que aparece en los evangelios, se trata de Jairo, un principal de la sinagoga y vamos a ver cómo actuó cuando tenía un problema relacionado con su hija de 12 años.

 

Lectura: Lucas 8:40-42

 

40 Cuando Jesús regresó, la multitud se alegró de verlo, pues todos estaban esperándolo. 41 En esto llegó un hombre llamado Jairo, que era un jefe de la sinagoga. Arrojándose a los pies de Jesús, le suplicaba que fuera a su casa, 42 porque su única hija, de unos doce años, se estaba muriendo.

 

Cuando como padres/madres tenemos problemas con nuestros hijos (en este caso era una enfermedad, pero imaginemos cualquier tipo de problema) todo lo demás pierde importancia… Jairo tenía una casa, trabajo, una buena reputación, era respetado, pero… estaba perdiendo a su hija.

 

¿Qué hizo Jairo y qué deberíamos hacer nosotros para ayudar a nuestros hijos?

 

1.- Corrió a los pies de Jesús.

Porque cuando Jesús entra en una familia el resultado es gozo, … de la mano de Jesús llega la paz, la alegría y otra serie de emociones vitamina.

Jairo estaba envuelto en la religión, pero eso no le ayudó. Cuando tengas preguntas acude a Jesús.

 

2.- Oró fervientemente: ¡Jesús entra en mi casa!

Invitó a Jesús para que entrara a su casa. Si quieres que tu hogar sea un lugar de protección para tus hijos, invita a Jesús para que viva allí. Si quieres que tus hijos tengan referentes adecuados, luz suficiente, principios y valores, Jesús debe estar en tu hogar.

Oración: Jesús llena cada rincón de esta casa.

 

3.- Fue humilde.

Nuestros hijos deben detectar humildad en nosotros. Hay que saber pedir ayuda a Dios y a otros.

La humildad nos permite reconocer nuestros errores. Pedir perdón no nos quita autoridad, sino que nos la confiere. Seremos modelos para nuestros hijos para que ellos también sepan que pueden cometer errores pero que el pedir perdón es sanador. La humildad es vital para la educación.

 

(Esta clase fue impartida por el pastor, escritor y conferenciante: José Luis Navajo).




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