Quiero ir compartiendo lo que voy aprendiendo
en el curso “La excelencia en la
educación” (un viaje a las entrañas de la familia) impartido por Ágora Familiar.
Para contestar a la pregunta, “¿Cómo nutrir el espíritu de nuestros
hijos?” nos vamos a fijar en la figura de un personaje que aparece en los
evangelios, se trata de Jairo, un principal de la sinagoga y vamos a ver cómo
actuó cuando tenía un problema relacionado con su hija de 12 años.
Lectura: Lucas 8:40-42
40
Cuando Jesús regresó, la multitud se alegró de verlo, pues todos estaban
esperándolo. 41 En esto llegó un hombre llamado Jairo, que era un
jefe de la sinagoga. Arrojándose a los pies de Jesús, le suplicaba que fuera a
su casa, 42 porque su única hija, de unos doce años, se estaba
muriendo.
Cuando como padres/madres tenemos problemas
con nuestros hijos (en este caso era una enfermedad, pero imaginemos cualquier
tipo de problema) todo lo demás pierde importancia… Jairo tenía una casa,
trabajo, una buena reputación, era respetado, pero… estaba perdiendo a su hija.
¿Qué
hizo Jairo y qué deberíamos hacer nosotros para ayudar a nuestros hijos?
1.-
Corrió a los pies de Jesús.
Porque cuando Jesús entra en una familia el
resultado es gozo, … de la mano de Jesús llega la paz, la alegría y otra serie
de emociones vitamina.
Jairo estaba envuelto en la religión, pero
eso no le ayudó. Cuando tengas preguntas acude a Jesús.
2.- Oró
fervientemente:
¡Jesús entra en mi casa!
Invitó a Jesús para que entrara a su casa. Si
quieres que tu hogar sea un lugar de protección para tus hijos, invita a Jesús
para que viva allí. Si quieres que tus hijos tengan referentes adecuados, luz
suficiente, principios y valores, Jesús debe estar en tu hogar.
Oración: Jesús llena cada
rincón de esta casa.
3.- Fue
humilde.
Nuestros hijos deben detectar humildad en
nosotros. Hay que saber pedir ayuda a Dios y a otros.
La humildad nos permite reconocer nuestros
errores. Pedir perdón no nos quita autoridad, sino que nos la confiere. Seremos
modelos para nuestros hijos para que ellos también sepan que pueden cometer
errores pero que el pedir perdón es sanador. La humildad es vital para la educación.
(Esta clase fue impartida por el pastor,
escritor y conferenciante: José Luis Navajo).
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