Como parte de los estudios que estoy
realizando en el tercer curso de Consejería Bíblica (impartido por Sigrid Py,
más información en https://www.consejerosbernabe.org/)
he llegado al módulo sobre el impacto de los traumas. Una de las lecturas
pertenece al libro “Consejería Bíblica” del Dr. Tim Clinton y el Dr. Ron
Hawkins. Os comparto algunas de las ideas que desarrollan:
Los traumas son sufrimientos profundos y
duraderos que provocan que se sufra una situación fuera de control. Conmociona
a la persona hasta el fondo y como resultado las personas que los padecen
pueden acabar hiriendo a otros. Hay que prestar atención a la alerta
psicológica, la emoción, la cognición y la memoria.
Algunos de los síntomas que pueden producirse
son: ansiedad, trastornos de pánico, depresión, miedo intenso, ira, sensación
de soledad, trastornos relacionales, recuerdos recurrentes, indefensión y
pérdida de control.
Algunos de estos síntomas pueden ser
diagnosticados como “trastorno por estrés postraumático” (TEPT).
Una manera de clasificar los traumas:
- Trauma por invasión: sucedió
algo.
·
Invasión
emocional: crítica, vergüenza, culpa.
·
Invasión
física: abuso físico.
·
Invasión
sexual: sin respetar sus límites personales.
·
Invasión
espiritual: decirle a las personas que son indignas del amor y la gracia de
Dios.
- Trauma por abandono:
lo que no le sucedió le hizo daño, (no sentirse amado, protegido o respaldado.
·
Abandono
emocional: no se expresa amor, cuidado, nutrición y afirmación. Profunda
soledad.
·
Abandono
físico: necesidades básicas no cubiertas como alimento, refugio y vestido, no experimentan
contacto físico insuficiente (abrazos, mimos) o no reciben el ejemplo necesario
para saber cómo cuidarse.
·
Abandono
sexual: los padres no educan a sus hijos sobre la sexualidad sana.
·
Abandono
espiritual: no están disponibles una enseñanza y un ejemplo espirituales.
La persona necesita que se le proporcione
consuelo, aceptación y atención, pero sin juzgarle. Quiere saber si hay
esperanza.
1. Comprender la
naturaleza del trauma: la persona no merece las heridas que padeció ni tampoco
tiene la culpa de ellas. Levantar ciertos límites frente a determinadas
personas, de modo que no vuelvan a herirle.
2. Expresar los sentimientos:
escribir una carta, pero sin enviarla. Expresar la tristeza por una pérdida.
3. Saber que se curará:
con la ayuda de Dios.
4. Saber que obtendrá la
victoria: fortalezas positivas que tendrá en su vida como resultado de curarse
del trauma. Al final podrá perdonar. Podrá ser de gran consuelo a otros que
padezcan traumas parecidos.
Dos frases que quiero resaltar:
- Cuando confiamos en
Dios, podemos cambiar nuestro punto de vista sobre los traumas de la vida,
pasando del “¿por qué yo?” a “¿cómo puedo crecer gracias a esto?”
- Dios usa nuestros
problemas como instrumentos para dar forma a nuestra alma.
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