La terapeuta familiar Mariona Portabella acaba de escribir un cuento de
manera altruista para explicar a los niños lo que está pasando en el mundo y porqué
hay que aislarse por un tiempo.
"Había una vez un país precioso, lleno de gente a la que le gustaba
pasear, reír, abrazar, reunirse para comer, y donde los niños se juntaban para
jugar.
Un día vieron por la televisión que algo estaba pasando en un país muy muy
lejano; y aunque les entristecía escuchar que mucha gente era engullida por un
monstruo temible que se hacía cada vez más grande, pensaban que a ellos no les
haría nunca daño...y seguían paseando, riendo, abrazándose y quedando
para comer, y los niños para jugar.
Al poco tiempo empezaron a notar que una sombra se acercaba a su bello
país. Algunos la vieron venir, otros no se dieron cuenta, y otros pensaron que
era una nube cualquiera y que pasaría de largo.
Poco a poco ( bueno, realmente no tan poco a poco) empezaron a notar que el
cielo de su país se oscurecía con esa supuesta nube, y empezaron todos a mirar.
Cuando se dieron cuenta de que lo que ellos pensaban que era una nube, que
pasaría de largo, en realidad era aquel monstruo redondo en forma de corona,
con numerosos picos, que venía rodando hacia ellos, se asustaron y muchos
salieron corriendo hacia otros lugares... pero parecía que el monstruo/corona,
cuánto más corrían y huían, más grande se hacía. Incluso si cogían sus coches y
buscaban un escondite en un pueblo lejano, hasta allí llegaba el
monstruo/corona, los alcanzaba y los engullía.
Mientras eso ocurría, los expertos caza monstruos del país, se juntaban
entre ellos y estudiaban como podrían deshacerse del monstruo/corona... Ya
habían sido engullidas muchas personas y no estaban dispuestos a que eso
siguiera sucediendo.
Los expertos que estudiaban el comportamiento del monstruo/corona,
observaron también: que cuanto más se acercaban unos a otros los habitantes del
país ( recordad que les encanta divertirse juntos) más grande y fuerte se
hacía.
Pensaron, que si todas las personas se quedaran en sus casas durante
bastante tiempo, sin salir a divertirse, ni a jugar, ni se abrazaran, ni
comieran juntos, el monstruo/corona pensaría que ya no había nadie para
engullir, se haría más pequeño y poco a poco se iría rodando hasta el fondo del
mar y allí desaparecería.
A esos expertos se unieron, a través de vídeo, los expertos de los países
muy, muy lejanos en los que estaba también el monstruo/corona y les
dieron otras ideas para vencerlo.
A las calles salió un ejército de valientes, formados especialmente para
éstas situaciones, con batas blancas y las manos y la cara tapadas, pues habían
visto que el monstruo/corona no engullía a quien iba así protegido. Éstos
valientes habían salvado a muchas personas de ser devoradas por él, por lo que
eran los únicos que tenían permiso para enfrentarse como expertos.
A los habitantes de ese país precioso, les costó mucho al principio
entender que la única manera de vencer al monstruo/corona era encerrarse para
que no les viera y se fuera haciendo pequeño.... pequeño... pequeño... hasta
rodar hacia el mar y desaparecer.
Muchos tenían miedo de quedarse sin comida, pero también había otro
ejército de personas que se ocupaba de que eso no fuera a pasar.
Algunos de los habitantes de ese país que se atrevían a mirar por encima
del monstruo/corona, vieron que seguía estando el Sol y que quien le miraba más
tiempo a él, en lugar del miedo que tenían antes, les invadía una paz y una
seguridad de que saldrían bien de esa batalla y también se daban cuenta de que
el Sol era mucho más grande INCLUSO que el monstruo/corona.
Poco a poco ( eso sí fue poco a poco), mientras las familias estaban en sus
casas, trabajando, leyendo, hablando y los niños dibujando y también jugando
entre ellos, (y en algunos momentos enfadándose y poniéndose nerviosos
por no poder salir) empezaron a ver como el monstruo/corona iba perdiendo
fuerza, se iba haciendo pequeño y cada día, con la ayuda y la colaboración de
todos los habitantes del país era un poco más pequeño y un poco menos
peligroso...
Así llegó el momento en el que
pudieron volver a salir de sus casas: los amigos se reencontraron para
abrazarse, para comer juntos, los niños pudieron volver a jugar y visitar a sus
abuelos y los parques y caminos se volvieron a llenar de gente; pero mucho más
conscientes de lo que significa luchar hombro con hombro con un enemigo tan
grande; y los que no se habían olvidado de seguir mirando al Sol, por encima de
la sombra fea y negra del monstruo/corona, sabían que a partir de ahora nunca
se olvidarían de que por muy negras que sean las nubes y por muy grandes y
peligrosos que sean los monstruos, siempre, siempre, siempre, por encima está
el Sol, grande y brillante, que hace brotar de nuevo la vida, calentar el
cuerpo y también el corazón.
(Mariona Portabella Delgado)
Se permite la reproducción citando a la autora
Se permite la reproducción citando a la autora
Anhelando
el final del cuento... unidos para vencerlo mientras tanto. #yomequedoencasa
#estevirusloparamosunidos
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