martes, 24 de noviembre de 2015

LA HISTORIA DE LA BARRA DE CARAMELO (Cuento)




Hace unos años escuché por primera vez una historia relacionada con un caramelo típico de Navidad en otros países (candy cane) y que desde hace algún tiempo también se puede encontrar en España.

Es una historia bonita que intenta transmitir de forma sencilla qué se debería celebrar en Navidad. Aquí os la comparto y ojalá que el mensaje llegue a cada corazón:

 
"En el último paquete, dentro de la última caja, Lucy encontró un caramelo que no había visto nunca antes. Era una barra de caramelo con rayas rojas y blancas y con la forma de un cayado.

“¿Qué es esto?” preguntó Lucy.

“Esto”, explicó el Sr. Sonneman “es una barra de caramelo. Es un caramelo especial para Navidad".

“¿Por qué?” preguntó Lucy

“Vamos a ver” dijo el Sr. Sonneman “¿A qué letra del alfabeto se parece?”

Lucy cogió el caramelo y le dio la vuelta en su mano.

“¡La jota!” dijo.

“Sí” contestó el Sr. Sonneman, sonriendo. “La jota de Jesús y en Navidad, como sabes, recordamos su nacimiento. Ahora, dale la vuelta. ¿Te recuerda algo?”

Lucy le dio la vuelta al caramelo y lo miró con mucha atención. “¡Ya lo sé!” dijo por fin “Se parece al cayado de un pastor.”

“¿Quiénes fueron los que se enteraron primero del nacimiento de Jesús?” preguntó el Sr. Sonneman.

“Unos pastores en el campo.” contestó Lucy “estaban vigilando sus rebaños durante la noche". Pero, Sr. Sonneman, "¿cuál es el significado de las rayas?”

Una expresión de tristeza ensombreció los ojos del hombre. “El profeta Isaías dijo: Por su llaga fuimos nosotros curados.” Antes de morir en la cruz Jesús fue azotado. Sangró de una manera terrible. Las rayas rojas nos recuerdan su sufrimiento y su sangre.

-Pero luego, continuó el Sr. Sonneman, el caramelo tiene rayas blancas también. Cuando le entregamos nuestras vidas a Jesús, su sangre nos limpia de nuestros pecados y nos hace blancos y puros como la nieve. Pues, esa es la historia de la barra de caramelo.”

“¿Es un secreto?” preguntó Lucy

El Sr. Sonneman la miró durante unos minutos antes de contestar: “Es una historia que hay que contar. ¿Quieres ayudarme a compartirla?”

Para entonces, bien entrado el mes de diciembre, soplaban unos vientos recios y durante días el sol no apareció. Pero cada mañana el Sr. Sonneman y Lucy salieron. Bien abrigados con ropa de lana y bufandas, fueron a  cada casa en el pueblo. Viajaron a cada granja en la zona. Llamaron a cada puerta y en cada casa contaron la historia, dejaron un pequeño regalo y entregaron una invitación.

La tarde de la víspera de Navidad por fin el sol apareció detrás de las nubes y la tienda de golosinas se inauguró oficialmente. Acudió el alcalde, llegaron los granjeros, deseosos de cambiar cereales por regalos de Navidad. Los niños correteaban hasta marearse.

Su deseo se había cumplido. Habían venido para participar en la inauguración de la tienda de golosinas.

Pero participaron en algo más. Algo más grande, algo mejor. Esa Navidad compartieron la historia de la barra de caramelo. Contaron, los unos a los otros, el milagro del nacimiento de Cristo. La necesidad de su muerte... y la misericordia de su amor.

(Traducido del inglés)
 

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