Hace
unos años escuché por primera vez una historia relacionada con un caramelo
típico de Navidad en otros países (candy cane) y que desde hace algún tiempo
también se puede encontrar en España.
Es
una historia bonita que intenta transmitir de forma sencilla qué se debería
celebrar en Navidad. Aquí os la comparto y ojalá que el mensaje llegue a cada
corazón:
"En
el último paquete, dentro de la última caja, Lucy encontró un caramelo que no
había visto nunca antes. Era una barra de caramelo con rayas rojas y blancas y
con la forma de un cayado.
“¿Qué
es esto?” preguntó Lucy.
“Esto”,
explicó el Sr. Sonneman “es una barra de caramelo. Es un caramelo especial para
Navidad".
“¿Por
qué?” preguntó Lucy
“Vamos
a ver” dijo el Sr. Sonneman “¿A qué letra del alfabeto se parece?”
Lucy
cogió el caramelo y le dio la vuelta en su mano.
“¡La
jota!” dijo.
“Sí”
contestó el Sr. Sonneman, sonriendo. “La jota de Jesús y en Navidad, como
sabes, recordamos su nacimiento. Ahora, dale la vuelta. ¿Te recuerda algo?”
Lucy
le dio la vuelta al caramelo y lo miró con mucha atención. “¡Ya lo sé!” dijo
por fin “Se parece al cayado de un pastor.”
“¿Quiénes
fueron los que se enteraron primero del nacimiento de Jesús?” preguntó el Sr.
Sonneman.
“Unos
pastores en el campo.” contestó Lucy “estaban vigilando sus rebaños durante la
noche". Pero, Sr. Sonneman, "¿cuál es el significado de las rayas?”
Una
expresión de tristeza ensombreció los ojos del hombre. “El profeta Isaías dijo:
Por su llaga fuimos nosotros curados.” Antes de morir en la cruz Jesús fue
azotado. Sangró de una manera terrible. Las rayas rojas nos recuerdan su
sufrimiento y su sangre.
-Pero
luego, continuó el Sr. Sonneman, el caramelo tiene rayas blancas también. Cuando
le entregamos nuestras vidas a Jesús, su sangre nos limpia de nuestros pecados
y nos hace blancos y puros como la nieve. Pues, esa es la historia de la barra
de caramelo.”
“¿Es
un secreto?” preguntó Lucy
El
Sr. Sonneman la miró durante unos minutos antes de contestar: “Es una historia
que hay que contar. ¿Quieres ayudarme a compartirla?”
Para
entonces, bien entrado el mes de diciembre, soplaban unos vientos recios y
durante días el sol no apareció. Pero cada mañana el Sr. Sonneman y Lucy
salieron. Bien abrigados con ropa de lana y bufandas, fueron a cada casa en el pueblo. Viajaron a cada
granja en la zona. Llamaron a cada puerta y en cada casa contaron la historia,
dejaron un pequeño regalo y entregaron una invitación.
La
tarde de la víspera de Navidad por fin el sol apareció detrás de las nubes y la
tienda de golosinas se inauguró oficialmente. Acudió el alcalde, llegaron los
granjeros, deseosos de cambiar cereales por regalos de Navidad. Los niños
correteaban hasta marearse.
Su
deseo se había cumplido. Habían venido para participar en la inauguración de la
tienda de golosinas.
Pero
participaron en algo más. Algo más grande, algo mejor. Esa Navidad compartieron
la historia de la barra de caramelo. Contaron, los unos a los otros, el milagro
del nacimiento de Cristo. La necesidad de su muerte... y la misericordia de su
amor.
(Traducido del inglés)
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