Paso bastante tiempo en mi cocina, y me alegro de haberla elegido a mi gusto, la combiné entre blanco y color “yema de huevo”, no son colores fuertes , y la encimera tiene un color amarillo suave pero cubierta con chispitas marrones. A mí me gusta. Allí tengo mi viejo aparato reproductor de CD´s , y de cintas también, (¿dije viejo? pero ... si es más joven que yo..., pero la tecnología evoluciona más rápido ¿verdad?). El jueves pasado tuve la oportunidad de escuchar un CD que no esperaba, os explicaré: les presté unos CD’s de Marcos Vidal a unos amigos cuando se iban de vacaciones, querían escuchar algo diferente en los viajes. A la vuelta me los devolvieron, pero dentro de una caja estaba “El aire de tu casa” de Jesús Adrián Romero, así que ahora era yo la que iba a escuchar algo diferente. Puse el CD, y empecé a pelar los calabacines, pronto llegó una canción que había oído antes: “Aquí estoy yo”, como es fácil, de pronto estaba cantándola... Me di cuenta y me callé (recordé las palabras de Maritza cuando dijo que los cristianos sólo mentíamos cuando cantábamos...). Me fijé en la letra mientras cortaba las zanahorias. Esta canción me evocaba las palabras de Isaías cuando dijo: “Heme aquí, envíame a mí”. Las canciones seguían mientras yo pelaba las patatas, y pensé en las palabras de Pedro: “Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero”. El puré de calabacín ya estaba terminado.
Aquí os dejo el video que después busqué en Youtube (con karaoke, por si os atrevéis... y por si no sabéis la letra). Lo descargué con Vixy, que es online (y por cierto últimamente me da algunos problemas, ¿conocéis algún otro programa de confianza y gratuito?). Y como era jueves lo llevé a la reunión de oración y lo compartí con los herman@s porque las cargas compartidas se llevan mejor... y al final se lo pasé a uno de ellos porque llevaba su pendrive y dijo que le venía bien con la predicación del domingo en una célula. A él no le conté que todo se “coció” en la cocina...
P. D. Así en voz baja os contaré que una vez “se me fue el santo al cielo” mientras estaba en mis pensamientos y olvidé echarle las patatas a un puré... no me di cuenta hasta que vi lo clarito que salía... pero sólo ha sido una vez ... por ahora.
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Hace 12 horas
15 comentarios:
Lo que comentas es muy cierto. A veces cantamos sin fijarnos lo que estamos diciendo.
Se me antoja conocer tu cocina. Debe ser muy "tuya".
Yo también pienso y medito mientras estoy en el coche, o barriendo, o en la compra, ...
(Me gusta esta cocina con sus colores tranquilos).
Hola Eva, sabes desde que mi mamita partió hace 1 año, yo no era de cocina porque pasaba revisando pruebas y esas cosas; pero hoy me considero una perfecta dueña de casa, jajajaja. Me gusta mucho cocinar y paso inventando postres, escuchando música igual. La verdad es que no sé como me alcanza el tiempo jajajajaja, para trabajar, estudiar y cocinar.
Gracias por compartir experiencias de cocina, ahora le tomo el gusto.
Saludos
Claudia
Yo no puedo hacer los quehaceres si no hay música y muchas veces he tenido que apagar el fuego porque me pongo a meditar en un canto y en lo que realmente estoy diciendo.
(Una vez yo olvidé ponerle el azúcar a un plan de pátano... pero eso no es lo peor, lo espeluznante es que era para la oficina de mi marido :S)
Keila, cuando quieras vienes y preparas algún plato típico... porque "cocinando" es como mejor se puede conocer mi cocina :-)
ay, Víctor, cuidado con las meditaciones en el coche... si eres tú el que conduces.
uhmmmm! eso de inventar postres sabe bien. Gracias Claudia por compartir. Yo no me tomé la cocina en serio hasta que me casé... pero ya sé que todo es ponerse "manos a la obra".
Ja, ja, tinkerbell, ¿cómo terminó la historia...?
Me imagino que cuando cantamos eso y decimos: No tienes que buscar a nadie más... dejamos al Señor "plantado". Menos mal que Él nos conoce y no nos toma tan en serio. Que si fuera por nosotros...
Je, je, Eva. A mí me encanta el puré de calabacín; seguro que sabe mejor cocinado de esta manera.
Hola José Mari, se me ocurre preguntarte si en tu faceta de cantante te ha ocurrido alguna vez algo así... bueno, es una idea para tu blog
Ja, ja, Lisi, mientras no se me olvide echarle el calabacín...
Se supone que se iba a vender en la cafetería de la oficina de mi esposo, pero él primero empezó a regalar pedacitos para que lo probaran... después de un día de no venderse, lo regresó a la casa... y entonces me precaté y recordé que había olvidado el azúcar...
Después me reivindiqué con un pastel de zanahoria :)
Hola, Eva. Pues sí. Me ha ocurrido más de una vez. algunas veces he sido cobarde y las he cantado. Otras he sido más valiente y decidí no cantarlas, a pesar de que quizás era una de las favoritas...pero como el Señor ve el corazón... mejor no mentir. Si nos ocurriera lo que a Pinocho seguro que más de una vez, a los del banco de adelante le daríamos con la nariz. Menos mal que el Señor es misericordioso.
saludos
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