jueves, 7 de noviembre de 2024

El fruto del Espíritu Santo: “Benignidad”

 


22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. (Gálatas 5:22-23)

 

El fruto del Espíritu Santo es singular, todas las cualidades deben manifestarse en cada creyente. De manera conjunta hemos estado compartiendo cada una de estas manifestaciones en la iglesia. Os dejo algunos apuntes de la que me tocó compartir a mí… “la benignidad”.

 

Benignidad: ser amable y compasivo con los demás, mostrando una disposición bondadosa. Tiene que ver con reflejar el carácter de Cristo en el trato con los demás.

 

Algunos reconocidos teólogos han hablado de ella:


John Stott: un acto activo de bondad y misericordia. Se demuestra en acciones prácticas que benefician a otros. Es la manera de expresar el amor de Dios en las relaciones personales.

 

Wiersbe: una disposición que no sólo tiene buenas intenciones, sino que actúa para satisfacer las necesidades de los demás. No solo implica que no se quiere el mal para otros, sino que hay un esfuerzo por hacer el bien. Realizar acciones concretas que buscan beneficiar a otros sin esperar nada a cambio.

 

Charles Spurgeon: el amor en acción. Se muestra en la disposición de ver y responder a las necesidades de los otros.

 

J. I. Packer: inclinación a ayudar y servir a los demás sin condiciones. Más allá de las emociones, se trata de un compromiso práctico y constante de hacer el bien.

 

Dificultades que vamos a encontrarnos:

 

-      Respuesta negativa o rechazo: pensar que nuestros esfuerzos son en vano, puede ser frustrante o desalentador. Puede no haber reciprocidad.

-      Ser benigno implica dejar de lado los resentimientos y estar dispuesto a ayudar aún a los que nos han hecho daño.

-      Falta de tiempo o de energía: las muchas responsabilidades y el agotamiento pueden hacer que perdamos la paciencia y la disposición de ser amables y compasivos.

-      Que se aprovechen de tu bondad. Aprender a ser benignos sin permitir que otros abusen.

-      Mirar a otros y ver la falta de modelos, y dejarte llevar.

-      El mayor obstáculo es nuestro orgullo. Nuestra inclinación natural a priorizar nuestros intereses y bienestar.

 

Ejemplos prácticos:

-      Escuchar atentamente.

-      Ayudar a alguien en una tarea.

-      Tener paciencia en un atasco o en una fila larga.

-      Perdonar.

-      Realizar actos de bondad con desconocidos.

-      Reconocer el esfuerzo de otros.

-      Mostrar comprensión en las discusiones familiares.

-      Compartir: comida, libros, herramientas…

-      Orar por quienes nos causan dificultades.

-      Mostrar amabilidad y respeto en las RR. SS.

-      Acompañar a quien está pasando por momentos difíciles.

 

 

El mayor ejemplo de benignidad lo encontramos en Jesús tanto en su vida como en su muerte en la cruz a nuestro favor. ¡Que el Señor nos ayude por su Espíritu para que reflejemos el amor de Dios a través de nuestra benignidad!